“La captura de ‘El Chapo’ Guzmán también ha debilitado al cártel de Sinaloa, aunque no ha sido golpeado de muerte y ha provocado una gran cantidad de pugnas internas por el control del cártel. Estos vacíos de poder, más el control de los Puertos del Pacífico de Manzanillo y Lázaro Cárdenas y sumado el control del comercio de químicos de China, clave para la producción de fentanilo y metanfetaminas, ha llevado al CJNG a crecer”, admitió Benítez-Manaut.

Señaló que los países donde los cárteles tienen mayor presencia son Venezuela, Perú y Ecuador que son usados para transportar la cocaína colombiana a México para después introducirla en Estados Unidos, mediante alianzas con los grupos colombianos.

Los cárteles que tienen más influencia en esta operación son CJNG, de Sinaloa y el del Golfo, como se ha reflejado en la captura de miembros de esas bandas en estos países, así como el descubrimiento de narcosubmarinos.

Ahora, el propósito del CJNG sería arrebatarle sus redes más allá de las fronteras mexicanas.

“El CJNG ha estado en una expansión doméstica e internacional y ha aumentado su poder frente a otras agrupaciones. Esto en términos relativos, ya que ningún actor criminal armado tiene algo siquiera cercano a un control abrumador. Existen, según nuestros cálculos, unos 200 grupos, así que el poder y el control territorial se encuentran fragmentados”, aseguró el expreso en crimen organizado mexicano de International Crisis Group, Falko Ernst.

En ese sentido, el CJNG ha sacado ventaja porque ha convertido en un sello distintivo el atacar a las fuerzas de seguridad y funcionarios públicos, consideró, y citó el atentado contra el secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, el 26 de junio pasado.

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